El calzado de los niños precisa una atención especial y es muy importante que sea el adecuado. ¿Por qué?
Porque sus pies están en constante evolución:
Hasta los 9 meses su misión es exclusivamente calentar, por tanto se puede utilizar tela, lana, lona o piel indistintamente siempre que sean suaves y ligeros, permitiendo la completa movilidad del pie.
Entre los 9 y 12 meses el niño empezará a gatear, por tanto:
- El zapato debe protegerle, sobre todo la punta de los dedos.
- La suela antideslizante para dar seguridad.
- Zapato ligero, permitiendo la correcta movilidad de la articulación del tobillo y de los dedos.
Cuando el niño empieza a caminar el zapato utilizado deberá tener las mismas características apropiadas que en el adulto (calzado fisiológico):
- Tamaño adecuado y forma cuadrangular para que no comprima los dedos
- Flexible y ligero
- Plano, sin tacón, para que el niño no ande de puntillas
- Transpirable, material de piel o tela que permita que el pie respire y evite la maceración de la piel y la infección por hongos
- Suela antideslizante
- Sujetos al tobillo pero dejando libre su articulación
- Con contrafuerte que sujete el talón
- Cierres que permitan regular la anchura del pie (cordones o velcro)
Consejo: Los zapatos no se deben heredar ni intercambiar
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